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El libro

Como la mayoría de las mujeres, yo ignoraba que era víctima de violencia de género. Mi marido había logrado disminuirme durante años de maltrato psico­lógico y físico e incluso mediante el uso de drogas. Sin embargo, a pesar de estar casi destruida, logré reconstruir mi dignidad y demostrar mi inocencia.

Amaba a mi esposo. Nunca imaginé que pudiera dañarme o que terminaría tratando de destruirme. Tampoco pensé, cuando comenzó a lastimarme, que aquello pudiera ser intencional, ya que todos los agresores culpabilizan a sus víctimas. En mi caso, la victimización fue tan efectiva que, después de cada agresión, yo analizaba el incidente una y otra vez, tratando de detectar qué había hecho mal para que mi marido reaccionara de esa manera.

Esta es mi historia, la de una mujer inmigrante y maltratada que no encontraba forma de escapar o de esconderse; una católica que cree en la familia y que luchó por mantenerla por el bien de sus hijos. Sin embargo al final, y precisamente por ellos, se vio obligada a salir de ese matrimonio vicioso para salvarse y salvarlos.

Soy una periodista venezolana radicada en Estados Unidos. Fui Miss Venezuela, Miss Sudamérica y segunda finalista en el certamen Miss Universo en 1984. Culminé mis estudios de periodismo en Estados Unidos con la distinción magna cum laude. En 1991 me uní a las filas de reporteros de Telemundo-CNN convirtiéndome en ancla del noticiero en Houston, Texas. Actualmente soy una empresaria que se dedica a labores benéficas ayudando a los más necesitados, especialmente a las mujeres víctimas de violencia de género.

Capítulo 1

MIEDO

—Ha sido acusada de intimidar al sobrecargo Oliver —dijo la juez.

Escuchaba esas palabras como en un sueño, mientras mis manos estaban esposadas y también mis pies.

Me encontraba frente a ella y a mi lado se hallaba mi abogado. Con disimulo, me sostuve apoyándome en él, esperando que nadie se diera cuenta de que estaba a punto de caer al suelo. No lograba tenerme en pie.

La juez prosiguió diciendo:

Dicho cargo contempla una condena de veinte años de prisión y doscientos cincuenta mil dólares de multa.

Las piernas me temblaban. Estaba aterrorizada. Esperaba que no se notara mi estremecimiento. Luchaba por no desvanecerme. Finalmente, le dije a mi abogado en un susurro:

—Cameron, tengo miedo.

Las palabras casi no lograban salir de mi boca; más que palabras, lo que salió fue un suspiro. Tuve que hacer un esfuerzo sobrehumano para poder mover mis labios. Cameron me mandó a callar con un:

—¡Shhh!

En ese momento, mi vida pasó de manera fugaz por mi cabeza. Después de todas las luces y bambalinas… Mis hijos, ¡Dios, mis bellos hijos!; después de la felicidad que viví, mi vida iba a terminar así. ¿Cómo? ¿Por qué?

Después de tanta gloria, de tantos momentos de éxito; después de tanto trabajo arduo y de hacer el bien —porque eso me habían inculcado: ayudar a otros—; después de mantener mi cabeza en alto, orgullosa de hacer siempre lo correcto, terminaría en prisión y me convertiría en una criminal sin haber hecho nada, cuando la máxima falta que había cometido había sido, como mucho, una infracción de tránsito. Pero Alejandro había salido victorioso en su intento de incriminarme.

[…]

Descarga el primer capítulo (PDF).

English Edition


Edición en inglés disponible. Más información aquí:

www.stolenidentitythebook.com